viernes, 7 de octubre de 2011

Futurum - Capitulo 2

-¿Soñando despierta?

No había escuchado que mi padre había llegado de hacer las compras para la comida hasta que hablo. Yo estaba en el balcón principal viendo como caía la nieve.

-Si- le dije, un poco apenada -Recordaba el día que llegamos aquí- sonreí, no quería que mi padre pensara que lo odiaba. Pero al parecer no había funcionado.

-¿Me odias por haberte traído aquí sin avisar? ¡Dímelo! Viviré con tu odio, solo desahógate.

-Papá, ya te he dicho que eres muy dramático, no me hagas repetírtelo- era cierto, todas las mañanas se lo recordaba -Ya te he dicho que no, no te odio. Estoy feliz de estar aquí, contigo.

Mi padre me miro como si ocultara algo pero luego se fue para la cocina. Posiblemente a desempacar las cosas que había comprado.

-Por cierto hija- dijo a medio grito -¿Has pensado en alguna Academia, Escuela, Instituto, cualquier cosa, para estudiar?

-La verdad es que si- me pare de mi cómoda silla y me dirigí hacia la cocina, no quiera hablar a gritos con mi padre, y menos sobre ese tema.

-¿Ah si? ¿Y cual?- pregunto él con curiosidad.

-La Academia de Bellas Artes. Ya que estoy aquí me gustaría entrar, ademas ya hice toda la Secundaria, es hora de que vaya pensando en que hacer con mi vida.

-¿Y no hay otra cosa que te interese estudiar?- mi padre había dejado de hacer lo que estuviera haciendo para mirarme; en sus ojos había miedo, precaución y vacilación -No lo tomes a mal hija, no quiero cortarte las alas, pero de todas las opciones existentes, ¿Tienes que elegir esa?

-¿Por que te da tanto pavor que estudie Arte? ¡¿Que tiene de malo?!- me empezaba a enojar y quería irme directo a mi cuarto, pero la curiosidad me ganaba.

-No tengo nada en contra de los artistas, querida. Pero no quiero se sufras el fracaso y...

-¡Eso no es lo que en verdad estas pensando!- lo mire con odio, odiaba que me mintiera en mi propia cara.

Mi padre suspiro, era como si lo que me fuera a decir le costara mucho decirlo en voz alta, o incluso admitirlo -Tu madre... Bueno, ella fue Arquitecta. Hacia magnificas obras, sus dibujos eran bellisimos, pulcros, casi de otro mundo. Pero... También estaban los otros dibujos. Los macabros, los... Mira, no quiero que pienses mal de tu madre, la ame con locura hasta el día de su muerte, y aun sigo sintiendo que es la persona mas maravillosa que he conocido. Pero tu madre me causaba terror en algunas ocasiones. Cuando caía la noche ella no era ella. Dejaba de hacer sus planos. Se recostaba encima de algún escritorio y pensaba en voz baja, luego cogía alguna hoja grande en blanco y empezaba a dibujar como si estuviera poseída; no le gustaba que yo viera sus dibujos nocturnos, tanto era así, que los quemaba al amanecer. Pero una vez... accidentalmente vi una carpeta con varios dibujos, eran terroríficos, hermosos, eran... eran como ángeles infernales; iglesias en ruinas, gárgolas, sombras, quimeras, duendes, enanos; todo era miedoso, como sacado de la mejor película animada de terror, pero tenían algo, una magia que hacia que al verlos te dieras cuenta de algo que sabías pero que habías olvidado. Como un secreto. Algo mágico, pero aterrador. No se si tu madre algún día se dio cuenta que yo había visto esos dibujos, pero estoy seguro que sospechaba. Ella era muy suspicaz.

-Papá, no entiendo a que viene todo eso- dije. Estaba confundida, mi padre nunca me había hablado de los dibujos nocturnos de mi madre, y yo nunca había sospechado.

-Me da miedo que tu seas como ella- mi padre estaba apenado. Estoy segura que de haber sido por él nunca me hubiera confesado eso.

-Exactamente, ¿Que te da miedo?- sabia que mi padre no quería contestar, pero era esa pregunta o exigirle que me hablara mas de los dibujos. Preferí la pregunta.

-La verdad es que... tengo miedo que tus dibujos sean como los de ella. En palabras mas simples, tengo miedo que me la recuerdes, que me recuerdes como era ella en sus noches de locura, que me recuerdes todas esas emociones inexplicables que sentía cuando la veía a los ojos. Eso es lo que temo.

-Pues temes mal. Primero, mis ojos son claros, los de ella eran oscuros. Segundo, ella era del estilo Dark, yo soy mas normalita para dibujar. No tienes que temer, solo te pido que me dejes estudiar allí. Es lo único que en este momento realmente deseo.

Mi padre no respondió, se volteo para seguir trabajando en lo que parecía seria la cena y no me dijo nada mas. No quería ir a mi habitación, así que opte por darme una vuelta por el vecindario; no lo había recorrido por primera vez desde que había llegado y tenia mucha curiosidad de saber como serian las otras casas.

-¡Papa!- grite -Saldré a dar una vuelta- no espere su respuesta y salí de la casa mientras me ponía un abrigo de invierno. Las casas no eran para nada peculiares, eran bastante parecidas a la mía, y casi todas con un pequeño jardín delantero. Camine por aproximadamente cinco minutos y llegue a un pequeño parque. Estaba todo cubierto de nieve: árboles, sillas, macetas, la hierba, todo. Era como un cuento de hadas, mas o menos. Me senté en una banca que miraba hacia el pequeño lugar. Era hermoso. Todo estaba tan brillante, tan... rojo. Empece a asustarme; todo lo que hacia un momento había sido blanco ahora era rojo opaco, como si hubieran derramado sangre por todo el lugar y la hubieran dejado secar; mi pulso se acelero, sentí que el corazón se me iba a explotar, quería salir de allí, correr, gritar ...después todo fue negro.

-Tranquila- una vocecilla de chica hablo desde detrás de mi oreja, podía sentir su aliento en mi cuello -No te asustes, no es sangre real ni nada por el estilo- ¿Como lo sabia? ¿Quien era esa voz? ¿Por que estaba la nieve así? ¿Por que sucedió tan rápido? -¿Eres turista?- callé, estaba demasiado nerviosa como para contestar, después deje de sentir su aliento en el cuello y me volvió a entrar pavor. Estaba vez iba con todas las ganas para gritar pero volví a ver la luz. Ahora la voz no venia de detrás de mi oído, ahora la dueña de esa voz estaba justo en frente mio.

-Hola, soy Fifika. Lamento haberte tapado los ojos, pero es que te vi tan asustada que temía que te desmayaras. No creas que soy anormal, es solo que la primera vez que vi este parque en esta temporada también me entro pavor. Hasta donde se a casi todos les da miedo cuando ven el parque así, hasta creo que una vez un señor se llego a desmayar y lo tuvieron que llevar al Hospital. Al parecer casi entra en paro cardíaco y se muere- esto último lo dijo al tiempo que se tocaba los labios distraidamente.

-¿Fifika? ¿De donde es ese nombre?- y otro vez la curiosidad sobre mis otras emociones, viva yo.

-Es de origen Gitano. Significa ''renuévame Dios''. A mucha gente le parece extraño por lo que el diminutivo es Fifi, y por lo general es nombre de perro. Pero a mi me gusta, y es lo que importa. Por cierto, no me has dicho tu nombre...

-Layla. El mio es Árabe; significa ''belleza nocturna''. Y a mi también me gusta tu nombre- sonreí un poco para demostrarle que era cierto y Fifi me devolvió la sonrisa multiplicada por mil.

Su cuerpo era parecido a su voz, pequeño y alegre. Al parecer Fifi tenia dos años menos que yo pero se veía como una niña de once años. Tenia el cabello rubio recogido en dos colas de caballo a cada lado de la cabeza. Su tez era como la de una muñeca de porcelana con la expresión mas dulce jamas vista. Tenia los labios rosados como una cereza y unos ojos azul celeste grandes enmarcados por unas espesas pestañas marrón oscuro. Tenia puesto un vestido rojo con un abrigo de lana negro encima, botas de nieve negras y una gran flor color oro pegada en el abrigo.

-Ahora que se tu nombre puedes preguntarme lo que quieras- Fifi sonreía, era como si supiera que le iba a preguntar algo; parecía dispuesta a contarme cualquier cosa que le pidiera. Tenia una alarmita en la cabeza que me decía que empezara preguntando como sabia ella que le iba a cuestionar algo, pero la ignore y decidí indagar por otra cosa que me parecía aun mas curioso.

-¿Por que el blanco se convierte en rojo?- eso, eso era lo que necesitaba saber. Si la nieve no hubiera cambiado su color habitual posiblemente no me hubiera llevado un susto de muerte.

-Mmm- Fifi estaba dudosa, posiblemente estaba buscando la respuesta o la historia adecuada para responderme; sabia que no me iba a dejar con la duda; tenia esa mirada de profesora que esta dispuesta a lo que sea con tal de que sus alumnos queden con la mínima cantidad de dudas posible -Hay leyendas sobre eso, pero no si sean ciertas.

>>Dicen los mas ancianos del vecindario, que hace unos treinta y cinco años mas o menos llego una chica, americana; creo les oí decir, de una belleza extraña, sombría, pero deslumbrante. Dicen por ahí que la chica llego sola, sin compañía alguna, solo con un cachorro de can. Al parecer el perro no era mas corriente que la chica, pues era completamente negro, negro como la mas oscura de las noches, sin una sola mancha de color; y sus ojos, sus ojos no eran de animal ni de humano, parecían ojos de bestia, rojos fuego, con ansia de venganza por algo que todos desconocían. El perro nunca dejaba a la chica, era su mas fiel acompañante. Siempre la defendía de todos los posibles peligros que la acecharan y no dejaba que ser alguno la mirara durante demasiado tiempo.


>>Cuentan que un día llego un chico al lugar, un joven carismático, americano también. Era la felicidad del barrio en la temporada de Invierno. Una vez, el chico estaba paseando con sus amigos, era la noche del Solsticio de Invierno el día que la vio por primera vez; la chica esa noche lucia exquisitamente hermosa, parecía una princesa del Inframundo. Dicen que el chico se enamoro a primera vista; reunió todo su valor y fue a saludarla.

>>-Hola, soy Mark, mucho gusto- el chico estaba fascinado cuando la muchacha levanto la cabeza, tenia la tez morena, ojos negros, cabello negro, labios bicolor; la chica era peculiarmente hermosa.

>>-Hola. Lindo nombre, Mark- Mark sintió que se le salia el corazón. Su nombre, en los labios de esa mujer, sonaba como la mas trágica de las catástrofes aunciadas por un ángel de alas negras.

>>-¿Puedo besarte?- El chico estaba como embobado cuando dijo eso, no razonaba bien, no quería razonar bien; tenia miedo que si lo hacia la escena perdiera su magia. La chica se sorprendió, abrió los ojos y levanto las cejas ante el descaro del muchacho, luego se echo a reír. Le causaba gracia. Ella definitivamente era peculiar; cualquier otra chica se hubiera avergonzado del descaro del muchacho, o como mínimo lo hubiera abofeteado, pero ella no. Se levanto, cogió la cara del chico y atrajo su boca a la suya.

>>Dicen que el muchacho no volvió a ser el mismo después de ese beso. Se volvió retraído, ya solo salia de noche; iba mas a menudo al parque, dicen, para buscar a su ángel sin alas. La chica nunca volvió a aparecer. Cuentan que desde esa noche, nadie volvió a saber nada de ella; no volvieron a ver ni siquiera a su can endemoniado.

>>Cuando había pasado exactamente un año, el chico volvió al parque. La ciudad estaba pasando por el peor invierno jamas registrado, caía nieve por montones y los vientos gélidos eran demasiado fuertes. Pero al chico no le importo, fue al parque igualmente; tenia la esperanza de verla. Y la vio. Ella estaba allí, sentada en el mismo lugar de hace un año; esta vez su can no estaba, estaba completamente sola, sentada allí en la nieve. Mark se acerco pero la noto diferente; parecía como si la chica se hubiera transformado completamente en ángel. Dicen que el chico incluso alcanzo a ver sus alas; eran hermosas, como las alas de un cuervo manchadas de sangre.

>>-Te estuve buscando- soltó Mark. Su voz sonaba excitada, por fin la estaba viendo de nuevo.

>>-Lo se- dijo ella quitandole importancia. Se movió un poco y dejo ver lo que hacia. Enterraba a su can... vivo. Mark se aterro pero no huyo; podía ver que el perro se movía, pero parecía como si estuviera de a cuerdo con lo que le hacían. Cuando la chica termino de enterrarlo clavo una rosa rojo llena de espinas en la nieve. De pronto, algo empezó a brotar del suelo, primero fue una pequeña rosa manchada de negro, luego fueron mas y mas, hasta convertirse en un gran rosal negro. Mark seguía sin poder moverse, era tal el pánico que estaba paralizado.

>>La chica se volvió a acercar a él como la vez anterior. Pero en este caso no lo beso, sino que le pregunto -¿Quieres... probar la muerte?

>>Lo que antes había sido un rosal ahora era un humano, o al menos se asemejaba a uno. Este ser era el can, negro como la noche y de ojos rojos como la sangre. Mark quería huir pero la chica no lo dejaba, estaba aferrada a él cosa que solo pudiera mover un poco la cabeza.

>>-Fue lindo conocerte, Mark- la chica se aparto rápidamente y el monstruo negro atacó.

>>La nieve quedo manchada de sangre, y el viento quedo mudo ante el grito de horror del muchacho. La sangre quedo ahí hasta las primeras señales de la Primavera

-Por eso dicen que cada vez, por esta época, en una dimensión del Inframundo, Mark sale a buscar a su ángel y la bestia lo vuelve a matar. Por ese es que la nieve se ve roja- no se que me causo mas miedo, si la historia de amor trágica, o que Fifi la hubiera terminado con una gran sonrisa.

-¿Por que sonríes? Es como una historia trágica de amor de la Era Medieval, donde existían las brujas y todo eso. Es espeluznante. ¿Tu crees esa historia?- esperaba que me dijera que era una broma, que todo eso se lo había inventado y que ahora me contaría que era por un fenómeno de la luz, o por lo que fuera.

-Me parece hermosa la historia- admitió Fifi mirando hacia un extremo del parque -Demuestra que el chico estaba realmente cautivado por la muchacha. No lo se, creo que me gustaría vivir algo así también.

-Estas demente Fifi- la acuse, no podía creer que dijeras tales cosas.

-Piensa lo que quieras, pero yo creo que es hermosa. Ademas, de todas las historias que circulan por aquí, parece las mas probable. Ja ja ja, si te contara las otras te reirás de lo absurdas que son- Fifi se echo a reír con lo que parecía ser el recuerdo de aquellas cosas mientras se sostenía el estomago con ambas manos como si le doliera. Se veía realmente linda cuando reia así, pero yo seguía pensando que estaba chiflada.

-Como sea, no me causa gracia esas historias. Me parecen tontas- Fifi dejo de reír y me miro divertida.

-Como quieras, es tu cabecita la que luego se va a confundir, no la mía. Por cierto, ¿A que escuela vas?

-Me mude hace poco. Hable con mi padre de ir a la Academia de Bellas Artes pero parece que él no esta muy interesado en eso- sabia que habia hecho una cara de dolor porque Fifi me miro apenada.

-Yo voy a esa Academia. No quiero humillarte ni nada por el estilo, pero podria convencer a tu papá para que lo considere. Hay excelentes programas para los extranjeros. ¡Ademas hay becas! Podrias conseguirte una si logras impresionar a los maestros. Seguro puedo hablar con Casius para que te de opciones. Él definitivamente podría convencer a las directivas...

Fifi se quedo hablando en voz alta. Yo no sabia quien era ese tal Casius pero parecía tener mucha influencia en la Academia, y los mas importante: Fifi lo conocía.

-... Si pudiéramos arreglar una cita entre Casius y tu padre estoy segura que tu progenitor no lo dudaría. Ademas, es de las mejores Academias del lugar; posiblemente lo convenzamos. Claro que queda un poco retirada. Podríamos sugerir que tu vivas allá, en la Academia. También podrias visitarlo los fines de semana, y también venir en Vacaciones. ¿Te parece que hable con Casius sobre esto?- definitivamente Fifi era del tipo de personas que hablaban demasiado, pero que sabían de lo que hablaban. Sin que yo le diera una respuesta, cogió su celular y empezó a marcar; al parecer al tan nombrado Casius.

-Dice que puede esta noche. ¿Te apetece?

No hay comentarios:

Publicar un comentario